Seguramente que cuando vemos un anuncio publicitario o un cartel, tan acostumbrados a ver muchos y tras el efecto que realizan en nosotros, que no nos damos cuenta de que muchos de ellos llevan tras sí una imagen sexista de la mujer en la mayoría de los casos, pero consiguen captar nuestra atención y producir el efecto deseado que no nos paramos a pensar si lo que estamos viendo nos ofende en cierto modo o no.
Hay numerosos ejemplos de publicidad sexista, ya que la mayoría de ellos pretende convencer al observador, por encima de nuestra propia moral algunas veces, tratando de manera estereotipada la labor de la mujer (en la mayoría de los casos), aunque también la del hombre:
Como estos, son numerosas las imágenes publicitarias que nos podemos encontrar.
Pero, me pregunto ¿cual es el punto máximo al que debemos llegar con tal de vender un producto?
¿Está por encima a veces de nuestra propia moral?, ¿o respetar al máximo a la sociedad?
Y es que hoy en día, con tal de vender un producto creo que las empresas llegan al máximo para intentar convencer y llegar al comprador, adecuando siempre los anuncios publicitarios a los ojos del observador, ya sea hombre o mujer, e intentando persuadir.
Pero, creo que el punto máximo lo ponemos nosotros, ya que si los publicistas venden un producto con una publicidad sexista, ¿por qué no lo van a seguir haciendo, si están consiguiendo sus objetivos que es vender el producto?
Pero, si todos viéramos una publicidad que no nos agrada y ninguno compráramos el producto, estoy segura que no volverá a repetirse tal publicidad.
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